Me apena ver a tanta gente a la que le lavaron el cerebro, pensando que la plata lo es todo, trabajando hasta más no poder, viendo a sus hijos solo cuando duermen, postergando su felicidad e incluso su salud, dejando pasar sus talentos y verdaderos propósitos de vida, eso que soñabas ser cuando eras niño, cuando aún la vida no te había amargado ni quitado la inocencia.
Estoy tan agradecida por todas las lecciones de este año, sé que estoy en proceso de deslavarme el cerebro, porque hoy me valoro muchísimo más y soy capaz de decir NO a un trabajo que es bueno para mi bolsillo pero malo para mi alma. Primero está mi calidad de vida y mi paz mental.Todos y cada uno de nosotros tenemos que recordar que nuestra principal responsabilidad al venir aquí a la tierra es SER FELIZ, no tenemos otra tarea más importante que cumplir.
Debemos hacer valer la oportunidad de estar vivos y sanos y sobre todo teniendo en cuenta que nuestro destino es mucho más que “trabajar para alguien”. Créeme, viniste al mundo para mucho más que trabajar, pagar cuentas y morir.
Es increíblemente triste para mi pensar en toda la gente que sigue trabajando en este sistema que te agota, te enferma y te embota los sentidos para que no tengas tiempo ni ganas de cuestionarte nada, como ganado en el matadero.
Hace dos días atrás se cumplieron 110 años de la matanza de los trabajadores del salitre en la Escuela Santa Maria de Iquique (21 de diciembre de 1907), evento que pasó sin pena ni gloria en la prensa en general, pero que nos recuerda hasta qué punto debemos aceptar las míseras condiciones de trabajo que nos ofrecen y la explotación de la que somos objeto. Un número indeterminado de hombres, mujeres y niños (Chilenos, Peruanos y Bolivianos) fueron masacrados, enterrados en una fosa común y olvidados ya que el gobierno de la época prohibió expedir certificados de defunción, se dio vuelta a la página y no se habló más de lo sucedido. ¿Les parece conocida la Historia?
Por favor despertemos! Cuestionemos un poco esta forma de vivir, cuestionemos el sistema de mierda que nos obliga a vivir así.
Mi invitación es a buscarle un real sentido a la vida, a priorizarte, ¿Qué quieres tú?, ¿Qué quieres hacer de tu vida?, ¿Cuál es tu aporte para que el mundo sea un mejor lugar?, ¿Qué querías ser cuando niño?
Que es lo que más te gusta hacer?
Que es lo que más fácil te sale hacer?
Que podrías estar haciendo por horas sin darte cuenta?
La respuesta a estas preguntas es tu misión en la vida, y dudo mucho que la respuesta sea “trabajar en un cubículo de lunes a viernes de 9 a 7 para ganar un sueldo a fin de mes con el que a duras penas puedo vivir tranquilo”.
Si supieran la felicidad de trabajar en lo que amas o estar haciendo por fin lo que siempre has soñado, creo que nadie tendría la intención de emplearse. Te sientes pleno y realizado, porque cuando te priorizas el universo solo se encarga de recompensarte materialmente.
El domingo pasado lamentablemente gano el sistema económico, el arribismo y esa idea de exitismo insertada a la fuerza en nuestro País.
Por favor no retrocedamos, no dejemos que nos laven el cerebro, la plata y el éxito no es lo más importante. Volvamos a lo simple y esencial, lo que nos hace vibrar y latir el corazón.
***Si todavía estás buscando tu vocación, entonces acá tienes un plan de acción que encontré en un blog similar:
1. Haz una lista de las cosas que te gusta hacer. Selecciona aquellas cuya realización requiere ciertas habilidades o conocimientos de tu parte.
2. A continuación, selecciona las 10 cosas que te gustan más que las otras. Defínelas en una escala del 0 al 10, donde la puntuación máxima significa que esa ocupación no solamente te gusta, sino que te hace feliz.
3. A continuación, también en una escala del 0 a 10 define estas 10 cosas teniendo en cuenta su potencial en términos de ingresos. (Ejemplo, cuenta cuántas bufandas serás capaz de tejer durante un mes y multiplica el número de piezas por su costo aproximado).
4. Suma los puntajes de cada ocupación. Aquellas que recibieron la puntuación máxima son el objetivo principal de tu vida.